El Estrés Femenino: Cómo Salí del Automático y Encontré Serenidad en el Caos

mindfulness Dec 04, 2024

¿Alguna vez has sentido que la vida se te va entre compromisos, listas interminables de tareas y esa sensación de que nunca es suficiente? Yo también. Durante años viví en piloto automático: cumplir con lo que se esperaba de mí, tachar pendientes, cuidar de todos menos de mí misma. Parecía eficiente, pero por dentro me estaba apagando, y ese desgaste casi me cuesta mi matrimonio y mi bienestar.

El estrés femenino es único. Está ahí, como un invitado no deseado, en la carga mental de recordar cada cumpleaños, en las expectativas de “poder con todo” y en la culpa de sentir que no llegamos a donde queremos. Lo peor es que creemos que vivir así es normal.

Mi Despertar

El cambio para mí empezó cuando toqué fondo. Recuerdo una noche en la que, agotada y al borde de las lágrimas, me pregunté: “¿Esto es todo lo que hay?”. Fue entonces cuando encontré el mindfulness. Al principio, pensé que no tenía tiempo para “sentarme a respirar” (¿quién tiene tiempo para eso con una vida tan ocupada?), pero algo en mí decía que necesitaba intentarlo.

Empecé con pasos pequeños: tres minutos al día enfocándome en mi respiración. ¡Tres minutos! Ese fue el primer respiro genuino que tomé en años.

 La Ciencia Detrás de la Serenidad

No soy de las que se conforman con teorías sin respaldo, así que me sumergí en la psicología positiva. Esta disciplina no trata solo de pensar positivo, sino de enfocarte en lo que te fortalece. Con herramientas como la gratitud, el enfoque en tus valores personales y la construcción de relaciones significativas, aprendí a bajar el volumen del estrés y, poco a poco, cambiar mi manera de vivir.

Por ejemplo, llevar un diario de gratitud (escribir tres cosas buenas que te pasaron cada día) me ayudó a enfocarme en lo que estaba funcionando en mi vida en lugar de obsesionarme con lo que no.

Meditación: Mi Momento Sagrado

La meditación fue el ancla que me ayudó a estar presente en lugar de quedarme atrapada en el “hubiera hecho esto” o “¿y si pasa aquello?”. A veces, solo me tomaba 10 minutos para cerrar los ojos y centrarme en mi cuerpo. Esos minutos eran como recargar baterías para todo el día.

No voy a mentir y decirte que ahora mi vida es perfecta. No lo es. Pero el mindfulness y la psicología positiva me han dado herramientas para enfrentar los problemas desde un lugar de calma. He aprendido que el bienestar no es la ausencia de problemas, sino la habilidad de enfrentarlos con serenidad.

Si esto resonó contigo, te invito a probarlo:

  • Tres minutos al día: Siéntate en silencio, cierra los ojos y presta atención a tu respiración.
  • Lleva un diario de gratitud: Escribe cada noche tres cosas por las que te sientas agradecida.
  • Haz algo por ti misma: Un pequeño ritual diario, como tomar tu café sin distracciones o darte un baño relajante, puede marcar la diferencia.

No tienes que cambiar tu vida de la noche a la mañana. El primer paso es hacer una pausa, escucharte y empezar a darte lo que realmente necesitas: atención plena y cuidado propio.

Porque, querida, no estás sola. Todas cargamos con algo, pero también tenemos el poder de soltarlo. 🦋

¿Qué paso pequeño vas a tomar hoy para ti? ¡Me encantaría leerlo en los comentarios! 🌟

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